Los estudios de Teología son de los más antiguos que existen. Siempre la humanidad ha estado cuestionándose su propia identidad al igual de la realidad más Trascendental.
En la enseñanza y el estudio de la teología hay que tener en cuenta, además de la larga tradición de la Iglesia, todos los legítimos impulsos renovadores que han surgido en los últimos años: el papel que debe jugar la exégesis en todas las materias, el redescubrimiento de la patrística, la transformación profunda del planteamiento de la moral, etc. En este esfuerzo renovador no se puede ignorar la aportación de los principales autores modernos, ni mucho menos las directrices recientes del magisterio.